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Cómo hacerle la vida más fácil a un menor en un proceso de acogida

Cómo hacerle la vida más fácil a un menor en un proceso de acogida

El principal objetivo del acogimiento de menores es poder proporcionarles un hogar y una estabilidad hasta que puedan regresar con su familia, en el caso de que esto fuera posible. A finales del 2016 había 71 niños en la Comunidad Valenciana que necesitaban una familia de acogida que les aportara un entorno familiar y un desarrollo social, afectivo y emocional. Existe una necesidad de que estos niños puedan desarrollar unos vínculos afectivos estables. El acogimiento de menores se fundamenta en la idea de que el medio familiar va a suponer el mejor ambiente para estos niños.
 
Cuando acogemos un menor suelen darse 3 fases y tenemos que tenerlas muy presentes para comprender lo que nos vamos a encontrar en cada momento. Las fases están todas relacionadas entre ellas y forman parte de un proceso que va a ser complicado tanto  para los menores como para las familias que los acogen. La primera fase es conocida como “Luna de miel” y en ella nos da la sensación que el menor se ha adaptado totalmente. Hay muchas muestras de afecto de los menores hacia los adultos que los cuidan, necesitan sentir protección y que este afecto es real. Lo que más ansía el menor en esta fase es seguridad. Puede que haya pasado por varias familias o por situaciones desagradables y necesita poder aferrarse a una estabilidad.
 
Dentro del acogimiento de menores existe una segunda fase conocida como “La tempestad” y en ella vamos a tener que ser muy pacientes. Puede que el menor intente ponernos a prueba con el objetivo de cerciorarse de que realmente queremos cuidarlo y que se sienta bien. Podremos notar cambios bruscos en su comportamiento e incluso a veces ansiedad. Quizás en estos momentos lleguemos a sentirnos frustrados y pensar que no estamos actuando de forma correcta pero todo este comportamiento hace referencia a su pasado y no a nosotros. Llevar malas experiencias a las espaldas puede ocasionar este comportamiento.
 
La última fase es conocida como “La adaptación” y en ella veremos un progreso en el menor y como va a ir estableciendo amistades y va a empezar a adquirir conciencia de que su situación ha mejorado y está recibiendo afecto verdadero. Durante el acogimiento de menores hemos de ponernos en todo momento en el lugar del menor y comprender que no lo ha tenido fácil. Es importante demostrar afecto y enseñar reglas al menor, ya que de esta forma conseguiremos que sea más feliz y aprenderá unos valores que le serán de gran utilidad en su futuro.    
 
 
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