La musicoterapia es el uso de la música y de sus elementos con el objetivo de facilitar, promover la comunicación, las relaciones la expresión o el aprendizaje con motivos terapéuticos, mientras que se satisfacen necesidades sociales, cognitivas y emocionales en los pacientes. Esta terapia se ha de llevar a cabo por un profesional calificado, y sirve para potenciar o restaurar funciones del individuo, tanto personales como sociales, mejorando su calidad de vida. Se puede llevar a cabo tanto de manera individual como en grupo, y consta de tres fases diferenciadas: Diagnóstico, tratamiento y evaluación.
La musicoterapia, una terapia muy eficaz
La musicoterapia se utiliza en diversas personas y aporta múltiples beneficios, tanto en niños como en adultos. Además, también se utiliza con personas discapacitadas proporcionando una importante ayuda en su integración y en sus relaciones sociales.
En cuanto a sus beneficios entre las personas mayores, podemos establecer tres ámbitos en los que la musicoterapia aporta ventajas en la tercera edad, y estos son, a nivel cognitivo, físico y emocionales.
- Nivel cognitivo: La musicoterapia ayuda a mantener las habilidades verbales, ya que las actividades rítmicas son muy beneficiosas para la inteligibilidad del lenguaje. Además, mejora su orientación en la realidad, y su capacidad de atención y de concentración. Estimula la memoria, tanto a corto como a largo plazo, y a su vez, permite a las personas mayores permanecer en un continuo estado de aprendizaje que favorece su actividad mental junto a su creatividad.
- Físico: Esta terapia actúa como un estímulo sensorial, y además de ayudar a mantener la movilidad y ser beneficiosa para articulaciones y músculos, va más allá y actúa como relajante, reduciendo la ansiedad y la angustia. Además, el ritmo permite mejorar la coordinación de los movimiento, favorece al sistema motor y al equilibrio.
- Emocional: La musicoterapia permite una mayor interacción y comunicación, fomentando la participación en actividades en grupo, lo que conlleva un menor riesgo al aislamiento, la baja autoestima o el abandono de uno mismo entre las personas mayores. Además, permite explorar sus propias emociones y hacerlas salir, como una manera de reflexión y expresión de los sentimientos.