Como ya se sabe, los centros de menores pueden ser considerados un entorno muy complejo. Hay que ser conscientes de que los menores que se encuentran en ellos han sufrido injusticias sociales y problemas personales. Todo esto puede ser que les afecte en su forma de ser y de relacionarse con los demás. Esto, sumado a los problemas de otros chicos del centro y a la diversidad que existe en él, puede hacer que en ocasiones surjan pequeños conflictos entre ellos.
En este momento deben actuar los miembros del centro ya que, ente sus funciones, se encuentran la de practicar de manera preventiva la contención verbal en cualquier situación para evitar que el problema vaya a mayores.
¿Qué es la contención verbal?
La contención verbal está considerada como una medida terapéutica y se utiliza en los casos en los que la pérdida del control en los implicados no sea total. El fin de llevar a cabo una acción de contención verbal es evitar que la persona en sí pase a la acción, y hacerlo de manera que ni el menor, ni el interventor corran riesgos. Al poner en práctica la contención verbal se persiguen una serie de objetivos, entre los que podemos destacar:
- Tranquilizar a las personas que se encuentren con una crisis.
- Enfriar la situación.
- Informarles que esta crisis es transitoria y que utilicen el autocontrol para superarla.
- Disminuir la hostilidad y la agresividad.
- Negociar situaciones terapéuticas.
Para que la contención verbal sea efectiva y concluya con buenos resultados se deben tomar en cuenta las siguientes consideraciones:
- Lo primero que hay que hacer es recabar información sobre el menor involucrado en el problema antes de tener contacto con él. Se recomienda obtener información de antecedentes y situación clínica.
- Hay que asegurarse de que no existe peligro ni para el menor, ni para el interventor; para ello hay que asegurarse que existe vía de salida para ambos.
- Es recomendable no hacer la contención verbal en solitario.
- Tratar de llevar al menor a un lugar donde hablar tranquilamente y evitar que en él se encuentren personas provocadoras que le alteren.
- No avergonzar al menor ni culparle de lo que acaba de pasar, no hay que olvidar el objetivo de tranquilizarlo, y si le culpamos no conseguiremos dicho objetivo.
- El interventor mantendrá en todo momento una actitud relajada, de escucha y sin hacer gestos bruscos.
- Preocuparse por su fuente de malestar.
- Llamar al menor por su nombre puede ayudar a crear empatía y salvar la distancia entre ambos, de manera que el paciente se relaje y se abra más.
- No fijar la mirada, pero tampoco evitarla.
- Usar técnicas de relajación es una buena manera de acabar con la contención verbal.
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