Una guerra es un acontecimiento que puede dejar traumas y marcas en la mente de cualquier persona. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños de y jóvenes de Ucrania, cuya salud mental se ha visto afectada debido no solo a la muerte, el conflicto y el miedo; sino también porque muchos de ellos se han visto separados de sus padres y deben enfrentar todo este desorden solos. Sin duda, es una situación en la que ningún menor debería encontrarse.

Pero incluso así, está sucediendo. De acuerdo con la organización Salud Mental Europa (MHE), en la cual se agrupan más de 2.000 ONG y asociaciones europeas para el bienestar psicológico; la guerra entre Rusia y Ucrania seguro dejará consecuencias en la salud mental de jóvenes y afectados, tanto a corto como largo plazo. Existe un gran trasfondo para esta afirmación, el cual explicamos a continuación.

 

Mientras que el abandono y la separación de los padres juega un papel importante en la recesión de la salud mental de jóvenes en Ucrania, uno de las principales fuentes de traumas es el conflicto. Para los niños y jóvenes, la guerra provoca traumas, además de abrumar a las víctimas. Lo principal que se observa es una mezcla tóxica de estrés con problemas emocionales, los cuales se extienden hasta la adultez.

Sin embargo, no los afecta solo emocionalmente. Muchas investigaciones también han afirmado que la guerra como la de Ucrania también afecta el desarrollo cognitivo, así como en la salud física de los niños. Asimismo, se ha demostrado que tiene un gran efecto en la psique a largo plazo, cuyas consecuencias se vuelven peores a medida que el conflicto se sigue extendiendo.

De acuerdo con Unicef, todos los niños que han quedado atrapados en el medio del conflicto entre Ucrania y Rusia van a necesitar apoyo psicosocial. Se estima que más 500.000 niños se encuentran actualmente afectados y corren el riesgo de desarrollar problemas físicos y mentales serios.

Sin embargo, aquellos refugiados que han logrado escapar de este conflicto también deben enfrentar riesgos. Entre los que han logrado huir de Ucrania, más de cientos de miles de ellos son niños. Y una gran parte de ellos no van acompañados o han sido separados de sus padres y familiares; lo cual los pone en mayor riesgo de sufrir violencia, abusos y explotación. Por no mencionar el riesgo en situaciones de emergencia.

 

Todo tipo de eventos traumáticos, tales como las catástrofes naturales, las enfermedades y la violencia, hacen que la psique de los niños y jóvenes sufra. El efecto negativo se multiplica cuando los jóvenes son separados de sus cuidadores y son arrancados de su entorno familiar durante una experiencia traumática.

En el caso de los niños refugiados de Siria, el 38% de ellos desarrollo una enfermedad mental. Además, aquellos menores de 14 años mostraron signos de trastorno por estrés postraumático. También es importante destacar que, mientras menor edad tenga el niño, mayores serán los efectos negativos.
Una de las principales razones por la que los efectos son tan fuertes es la comunicación. Ya sea en Ucrania o en cualquier país del mundo, la salud mental no es algo que se promueve entre los niños. Estos no suelen hablar sobre sus sentimientos por sí mismos, pero los adultos tampoco preguntan ni prestan atención para reconocer los traumas.

Todo esto puede llevar a los niños de Ucrania a mostrar síntomas de una salud mental deteriorada. Entre los principales se encuentran los fallos de memoria y dificultad de concentración. También hay síntomas físicos, como dolor de cabeza y estómago, perdida del apetito y trastornos del sueño. Su comportamiento también cambia, pudiendo necesitar una mayor atención, llorando con más frecuencia y tienen dificultades para confiar en otras personas.